25 agosto, 2008

SopLaré...


y mil ventiscas de esperanzas reposarán en tu cuerpo... Inflo mi pecho, me inundo de aire; lanzar así el grito más silencioso, más profundo y vuelen por todos lados el polen de la palabra herida. Que traigan un colorido, una selva de idiotas maripozas. Se suicida, así, la rama insolada de tanto mirar el sol. E intenta perseguirlo, escapando de la luna. Y soplarás intentando alejarme de tus anhelos...

Siniestro viento, no susurres más imporperios. Nos podrán oír los más conservadores, seremos erejes y nos cortaran nuestras cabezas voladoras, escondamos nuestras alas y escapemos volando. Pero antes de cualquier rebelación, silbaré mis más bellos poemas a tus oídos y veremos quién quiere ser espectador de nuestra tragedia mundial.


Solparé y soplaré y no habrá casa derrumbada, soplaré y soplaré y con mis palabras derrumbaré tu cuadro. Y mil flores nacerán para cubrir el mañana...

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Suave, ajeno a la ciudad. Se abre el cielo y caminamos dezcalzos por nuestros sentimientos...