25 enero, 2010

Tesito

Espolvoreaba su suave aroma.
Más oscurito, pedía que lo sirviesen.
El humo se divertía imitando formas, mientras todos conversaban de la quinta pata que el gatito no tenía.

En la ventana los despistados iban y venían.
En la cuchara el té me sonrió. Por fin econtré la imagen perfecta.

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Se abre el cielo

Suave, ajeno a la ciudad. Se abre el cielo y caminamos dezcalzos por nuestros sentimientos...