Cariño, deja de confundirme con tus váivenes,
en mi oído un suspiro agotado de viejos cuentos fantásticos.
Jugaremos muertos a que esta unión funcione,
pareciera que todo me enreda más.
Quién sabe lo que puede pasar, amor. Pero no más choques,
me estoy cansando de tener que yo jugar a tu papel,
me pediste tiempo y te lo he dado por años...
No puedo seguir siendo tu amante.
Tengo un vacío, un oscuro vacío.
Y dónde está todo lo que me prometiste?. Es que nunca lo dijiste,
nunca hubo nada para prometer.
No puedes ofrecerme esto, no. Y no sé por qué lo acepto.
No sé si me enamoré de mi estando contigo,
o del hecho de estar contigo. De lo que soy contigo,
o de lo que somos. Simplemente no puedo aceptarlo.
Vivo en una agónica desconfianza,
que me balancea entre alegrías y penumbras.
Estoy espectante, indiferente ante este descelance.
Y me olvidaré por un momento de esto,
de mi. Astros malditos, que intentan matarnos.
¿es que aun estamos acá?. No...
Y a lo mejor nunca debí haber vuelto a golpear tu puerta,
debí esperar las 3 veces e irme. Tan tonta.
Tengo tanto miedo, nada de fuerza.
Miento, a cada segundo, lo siento.
Imploro al cielo, un rayo de esperanza. Un viento de paz.
Que nada me arrepienta de continuar,
por qué, entonces, te cuesta tanto intertar ser más,
cuando he intentado de todo por ser lo que quieres?.
Quizás esta injusticia de género y de idea
siga siendo por siempre lo que nos lleve a caminar opuestamente.
No sé si rendirme aun...
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