07 mayo, 2010

Un suspiro levanta los polvos de estrellados
de los mil y un sueños que con despecho olvido.
Mil lamentos para un alma descolorida,
dónde estás triste zonámbula, dueña de mis melancólicos atardeceres?.

He olvidado la existencia más tierna de mi ser,
no recuerdo en qué momento fui.
Tal vez en la absurda lejanía de algún recuerdo,
te me perdiste del camino. Te solté la mano.

Oh, mi amada soledad. Te estás despidiendo tan abruptamente de mi,
una lluvia vengadora, amenaza con cortarme el cuello,
y tú...riéndote de mi.
Te aclamo, sin embargo no me atrevo a besarte.

Quisiera dispararle a esta mente de desesperanzadores pensamientos,
un universo de suicidas palabras.
Estoy cayéndome profundo, esta vez no habrá suelo.
No tengo fuerzas, te miento a cada segundo.
Lo siento.

No tengo ganas ni de ser. Sútil cama, que el mundo se olvide que por allí hay un alma.
Quizás es porque sea viernes, y el sueño lleno de angustias y armonías.
Quizás porque simplemente ya no quiera darle cuerda a nuestro universo.

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