02 abril, 2009


Cómo puedes caer tan lentamente. Tan divinamente, sin siquiera dañarte minímamente?.
Quisiera ser hoja y cuando quiera bajar de mi rama lanzarme sin temer a romperme más. A veces me siento como tal; me seco, caigo (aun que mucho más fuerte son mis golpes), lloro, me renuevo, floresco...


Quisiera ser como tú, ocultarme de la gente. Ocultarme de todos. Acurrucarme y bailar al compás del viento. Mirar el sol al despedirse. Cantar con la luna, y charlar toda la noche con las estrellas. Contarnos nuestros secretos, nuestros anhelos. Y no darle más explicaciones a la gente...

Quisiera ser refugio de los pájaros. Mecer a los niños. Ser fuente de inspiración a los artistas. Quisiera ser tantas cosas, y a ratos dejar de ser yo ...

Esta incesante necesidad de ser humano que me agobia. De vivir en una cuerda floja y que en cualquier momento ceda, dejándome caer más duro. De ahogarme tratando de cruzar cada obstáculo, cada sensación. De que mi mente me tenga como marioneta. Y mi corazón pidiendo misericordia. Hasta cuándo tendré que tener esta cabeza sobre mi?.

Cuánto más he de esperar?. Para despertar con alas. Y extrañar la tierra, extrañar sus calles, su gente, sus olores y contaminaciones. Extrañarla para volver a amarla, y de esta manera volver a querer caminar, ser humano de nuevo. Mi pequeña bailarina seca, respóndeme que no encuentro más salvación. Se me acaban las palabras, y esta cadena que impide soltarme. Quizás ya me atraparon nuevamente ... o solamente sigo soñando.

Se me acaba el aire, y no sé a dónde ir. Se me escapan los sueños sin poderlos ver. Se me destrozan las manos y mi palabra se desvanece al aire. Se me van los días, y esta asfixiante sensación me deja estancada, atrapada en un pozo de vidrio.

¿ Cómo caes tan bella y liviana, cuando las estaciones no quieren comenzar?. Cuando el otoño se ha puesto en huelga porque nadie se enamora. Dime cómo, para volver a intentarlo. Para seguir pedaleando sin miedo. Sin miedo ... no más miedo.

Y al igual que tú ... me desvanezco en el viento. Sopla más fuerte. Hacia el horizonte, y las palabras que no puedes decifrar se esfuman atrás. Soplarás; y tu suave bailarás mientras yo ... aprendo nuevamente a volar.

Se abre el cielo

Suave, ajeno a la ciudad. Se abre el cielo y caminamos dezcalzos por nuestros sentimientos...