Y dicen que lo que rápido llega, rápido se va. Ni lo uno ni lo otro. Porque sé que no llegaste rápido, llegaste cuando debías. Y no te irás rápido, no te puedes ir.
Tanto tiempo para esperar sentirme así, y ¡ dios mío ! qué valió la pena la espera. Pero arrebatarte de mi, ¿ahora?. Y me doy rabia porque nunca aprenderé. Nunca creceré. Para qué inventaron ese concepto de libertad, si no se puede ser libre.
Querido Diosito, conviérteme en un pájaro para volar lejos. No quiero escapar, quiero volar. Quizá nunca llegue el día en que se comprenda mi existencia melancólica. Mi añoranza de no ser. Una existencia inexistente. Y en qué nave me vine a extraviar en un mundo donde no sé si quede espacio para mi?.
Conviérteme en maripoza. Brillar, volar, delicada. Sutileza de divinos colores. Conviérteme en todo, menos en esta persona que llora. La princesa está triste, y no hay canción que pueda devolverle su color. Su boca de fresa extraña el sabor de su anhelado.
¿ Cuánto más puedo caerme ?. Hasta que comprenda realmente el dolor, hasta que destruyan mi paisaje. Seguiré equivocándome así sea para no despertar. Y tropezaré mil veces con la misma piedra, porque .... porque simplemente quiero. Y no habrán cadenas, no habrá nada más ...
La princesa sigue triste, quiere volar. Está triste por qué su color se ha esfumado, se pierde. Quiere volar, sin tener alas.
La princesa está triste, ¿qué le sucederá..?
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