Estás mirándome desde el otro extremo,
te noto asustada, reprimida.
Déjame escoger los colores y pintar tu pálido rostro.
Nanai a tu alma,
que clare el espacio tridimensional.
Nanai a tus ojos,
que vuelen al soñar.
Nanai a tu cielo,
molino de tu andar.
Te estás balanceando en la entrada de mi pupila,
al vaivén de los días.
Te paseas como hormiga en mis venas,
casi no te escucho ni te huelo.
Espuma de los astros.
Nanai a tu piecesitos,
de domingos en la noche.
Nanai a tu lengua,
culpable del diccionario.
Nanai a tu cuerpo,
que tirita de frío.
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