24 noviembre, 2008

1, 2, 3 ...


Primer movimiento; pie derecho atrás, pie izquierdo adelante. Segundo movimiento, tu mirada la clavas en la mía, mientras nos envolvemos por melodiosas fantasias.

Nuestras manos, en un sutil danzar, juegan a encontrarse. A rozarce y sentirse, conocerse lento y suave. Éste, el tercer movimiento...

1,2, 3 y comienza este vals. Buscándonos mientras clávamos nuestros más hondos pensamientos. Tocándonos sútilmente. Queriendo sentirnos y evitando los roces.

1; primer encuentro, un sin fin de maripozas revoltosas desordenan el frío ambiente en la sala. Queriendo revolotear en nuestros cuerpos, ensalsando nuestras figuras. La primera vista.

2; segundo compás. Huracán de sensaciones, idealizaciones, confusiones. Caída de nuestros cuerpos, dolorosos golpes. A veces el penetrar (o simular hacerlo) tanto en el otro, conduce al descontrol de las pasiones. Tus brazos compartidos, tus labios cálidos mentirosos. Tus palabras de cínicas intenciones. Distanciados encondemos nuestras miradas, intentando detener la música. Pasos estúpidos y torpes, caídas y descordinación. Se torna nublado, y muchas maripozas comienzan a emigrar.
Nuestro silencio, la mejor tonada.

3; tercer movimiento. Estabilidad, largo tiempo en silencio. Te escondo en mis rincones, temo que salgas y continuemos este vals desesperado y frustrado. Te vuelves antaño recuerdo.

Te regresan maripozas invernando, lento, a miradas casi ensordecidas, cegadas y profundas. No caben más palabras en un horizonte estupefacto. Buscaba salida y te encontré regresando al mundo. Pero el sentimiento me engañó, te volvió más pesado, y tus palabras se volvieron alimento en mis oídos. Quizás faltaba el 3er pulso para el nuevo amanecer.

Y volvemos a nuestro roce, al que tú no sabes, y el juego en que yo no sé. Puedo tomar el control, llevarte y tú dejarte llevar. Encender el fuego, o bien dejarlo quemar. Tus manos lejanas, las mías nervosas y tímidas. Miradas van y vienen. Bailamos en un va y ven mientras intento cantarte las maripozas de mi corazón.



1,2,3 ... el vals retoma un lejano danzar...

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Suave, ajeno a la ciudad. Se abre el cielo y caminamos dezcalzos por nuestros sentimientos...