10 noviembre, 2008

"...es decir belleza que quiero olvidar
me llama me viene a buscar
me hace soñar,
es decir, que con la violencia del mar
quisiera volver a besar hasta sangrar

Y aunque hace años que yo
vivo tan ljos del mar
siempre vuelvo al pueblo donde imagine hace tiempo
a mi damicela y su flor
con su sombrilla y mi amor
damicela del jardin de las camelias..."


Se cumplen dos años desde la primera perdida. Se extrañan tantas cosas y algunas personas...Mientras apreto con todas las energías que me quedan los trocitos de recuerdos, no quiero olvidarlos...

Y es así como de casualidad cruzamos miradas y como si fuese corriente; nos saludamos. Te saludé y me saludaste y desde ese momento comenzó a temblar. Es que no controlé mi cuerpo, temblorozo quedó y podría con certeza decir que seguiría temblando. Maripozas revoltosas de antaño juguetearon por mi estomago, aunque ya varias de éstas hayan decidido zarpar. Te miré, yo sé que te miré fijamente a los ojos, aunque a ratos los evitaba; y es que fue tanto el nerviosismo.
Nerviosismo porque me di cuenta de quién fuiste realmente. Para mi, claro. Porque te avitaba, me evitabas tal vez, porque es esta fecha que recurro a tus recuerdos. Porque son tantas cosas las que aun me saben a ti. Que miro caras y veo tu rostro, te apareces por cada esquina en especial en mi imaginación.

Tomaron mi cajita de recuerdos, la sacudieron, la abrieron y dejaron volar algunos recuerdos. Casi la daba por olvidada. Mientras te escuchaba, intentando continuar la conversación (que por cierto fueron cosas tan irrelevantes...) al rededor todo se volvía en película; nuestra película, aquella que vivimos y creíamos que viviríamos. Todo se volvió como si fuese ayer...

Pero comprendí que el primer amor, sí el primero...no se olvida jamás, es el que perdura, es eterno aunque por él pacen encima otros e incluso ninguno. Podría jurar que ese momento quería hacerlo eterno, deterno y que todo al rededor se estancara. Sentía tantas ganas de seguir escuchándote, de que los minutos no pasaran para continuar, como hasta ahora, cada uno con su vida, por su camino, casi indiferente. Pero me enmudecí, me paralizé sin siquiera saber por qué. Quizás tenga que esperar hasta quien sabe cuando para poder saludarte nuevamente... porque sé, que eres el primero, serás quizás por siempre así. Sé quienes fuimos, intentamos ser e imaginamos seríamos. Sé, también, con más certeza, que aunque el dolor haya sido tan duro y fuerte aun prevalece algo que yo daba por exiliado. Y ratifica que ante tu mirada, la lágrima que intentó escapar es una simple demostración de lo que queda aquí, dentro...

Y es que fuiste amor, mío. Tus besos los hurácanes que le daban vida a todo, devastaban con el tiempo y la distancia. Me dí cuenta que aun queda amor...

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Se abre el cielo

Suave, ajeno a la ciudad. Se abre el cielo y caminamos dezcalzos por nuestros sentimientos...