¿Y te burlas, altanero, de mi tímidez y despecho?.
Resulta que yo no debo jugar la partida. Resulta, ahora, que pones de pie mi tierra. Todo está al revés y del cielo caen leves gotas de tristeza. Entre suspiros se me escapan los últimos anhelos.
Resulta que debo insunuarte mis movimientos, y tú tomarlos. Já, con tu rostro tan perfecto no mirarías a quiénes buscamos tu mirada. Y no pretendes perder ni pies, ni cabeza, ni pan ni pedazo.
Temo el siguiente juego, golpe. Temo más temor. No me rendiré, menos sabiendo que hay temblores al verte. Resulta que hoy, debía callar. Debía escuchar. Resulta que hoy, el viento sopla a mi favor. Desfavoreciendo mis deseos.
Resulta aun más ilógico que seas tú, altanero y ególatra, el que comienze. Miradas escondidas, y no sé qué resultará. Ni clemencia, ni compasión. No, esta vez no. Y lanzaré las cartas, coge una y que comienze la vuelta al mundo.
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