Tengo un mar de saliva a mi alrededor,
mis pies destrozados
y una que otra sensación de dolor.
Qué desastre, casi un tornado,
no sé cuántos litros de alcohol se apoderaron de mi cuerpo,
quizá toda la noche con velas estuve.
Mis ojos reclaman descanso,
sólo espero para que el telón haga su actuación,
entre este abrumador sol terminando de desacer la entrada a mi alma.
Que se complete este cuadro indignante
con la exisita compañía de mi estimada soledad.
Bebí hasta morir...
Cada 10 minutos, suena la alarma,
son 10 minutos en que pienso el estúpido sentido de la vida,
cada 10 minutos me hago la idiota pregunta...
bah!, qué más da no?.
24:33 ...
comienzan a cantar las cacareantes bocinas...
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