30 julio, 2009

Me cuesta sostener la tormenta que por el horizonte de mis ojos se asoma.
Me cuesta sostener las ideas, las emociones dentro del vacío sobre la mesa.
Me cuesta vislumbrar los amaneceres, y tú que estás por llegar.

Se torna abismante la cuerda que seductora rodea mi cuello,
esta pena de amor que escurre como agua por mi cuerpo.
Esta sombra que me envuelve cada vez que te siento,
estás llegando. Y se acelera el reloj.

En una infinita pequeña porción de espacio
se disperzan las efímeras partículas que intento armar de ti.
Te creo tan pretencioso, ¡ no sabes que pena tengo en el alma!.

Quizás me estoy desviando del camino,
estoy a un costado y aunque intente abrazar tu mano
hay un abismo mínimo entre los dos.
Porque cada vez se vuelve enredado
comprender qué pasa. Y como nubes en el cielo
nos vamos imaginando.

Porque no sabes que desperdecio tengo en mi mente,
pedazos de historias. Cuentos rotos,
el viento penetrando amenazante para intentar alcanzarte.
Mi voz silenciosa, explota al chocar.
Me vuelvo pequeña, romperé mis entrañas,
no soporto, no espero, no entiendo, no puedo sostener...

Sin que sepas me has roto de a poquitito un pedazo de mi corazón,
con estas gotitas de aceite de regalo uno
para que alguna vez veas que a veces me alejo.

Dejo un espacio para guardar lágrimas,
que el vaso se está quebrantando.
Tanto mar y me ahogo en 200 ml de agua caída.

Casi es lo mismo, pero no es igual.
Soy prestada, pues no pertenezco.
Somos grabaciones de lo que pretendemos ilustrar,
tú por allá, yo ....


Me cuesta soportar la inquietante pregunta,
pero, ¿por qué no?...


Y no quiero barajar el mismo mazo...
se supone que hemos avanzado..

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Suave, ajeno a la ciudad. Se abre el cielo y caminamos dezcalzos por nuestros sentimientos...