29 marzo, 2010

Qué será de esa soledad,
nos despedimos en una plaza hace casi ya un año.

Tus besos abundan en mi cama,
en mi casa hay caricias de las veces que perdimos
y las miles que ganamos.

No pretendo suavizar mi alma,
cuando llegaste trajiste la mayor felicidad.
Se rumorea que en ti abundan todos los colores.
Y de a poquito fuiste entrando en mi celda.

A la sombra de tu cuerpo se acunó mi corazón,
curé de tus heridas y te di unas nuevas.
Y de pronto todo se llenó de canciones.

Y de pronto me siento a contemplar el abismo que deja tu ausencia,
en el horizonte se esconde el temblor de tu presencia.
No te vayas que este remezón no tendrá estación,
quédate un ratito más y verás que no estoy de visita.

Recién estamos entrando a la carretera...

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Se abre el cielo

Suave, ajeno a la ciudad. Se abre el cielo y caminamos dezcalzos por nuestros sentimientos...